sábado, 30 de noviembre de 2013

Tus tiempos en el reloj de la existencia

Tus años se cuentan por tiempos, y tus tiempos sólo son la suma de lo que hiciste, lo que haces, lo que dejaste de hacer y lo que harás. El reloj de tu felicidad sólo cuenta los minutos en segundos de frustración o satisfacción, de amor o de tristeza, de alegría o añoranza. Vives cada segundo en los minutos de tu existencia, en las horas de tu trabajo y en los días de tus encuentros. Cada vez que celebras un nuevo tiempo de tu vida celebras tus éxitos y fracasos pasados hasta ese momento, para desear vivir y sentir todos los momentos nuevos del resto del tiempo que te queda por vivir, y sentir. Suelta el lastre de los tiempos en que la máquina de tu reloj atrasaba o adelantaba, y pon en hora las manecillas del reloj del futuro que aún te queda por vivir, y no atrases ni adelantes horas con las estaciones, sino siente el tiempo en cada tiempo hasta el último de tus tiempos.

Hola amor

Hola amor. ¿Te he dicho que andas por mi corazón? A veces susurrando, a veces paseando, pero siempre mirándome con tu mirada, siempre provocándome la risa, mi sonrisa. 

Hola amor. ¿Te he dicho que haces de mis días un continuo amanecer? A veces en la mañana, cuando tu imagen viene a mi mente, a veces por las tardes, al despedirse el día. 

Hola amor. ¿Te he dicho que en mis sueños tú siempre estás? A veces como una musa que me inspira, a veces como un bálsamo que me consuela. 

Hola amor, no sé si te he dicho todo, pero aún sin decírtelo tú lo sabes, porque me adivinas, me intuyes en mi sentimiento hacia ti, haces de las noches días, y de los días esperanza. 

Hola amor, aquí estoy por ti y para ti, con mis manos extendidas esperando las tuyas. Gracias amor, el amor que cruza fronteras, que no entiende de idiomas más que el de las miradas. 

Hola amor ¿te quedaras conmigo al fin? Espero que sí.

Un pacto de amor

Amor, andamos en la misma dirección cogidos de la mano pensando una esperanza y viviendo la ilusión de vivir, por eso te amo cuando tú me amas, me amas cuando sientes mi amor. Tu mirada es la mía y la mía la tuya. Si caes enferma yo te cuidare y si yo caigo enfermo, tú me sanaras. Tus amigos serán mis amigos, y los míos los tuyos. Si sufres, yo sufro, y si estoy triste tú me consolaras con tu cariño. Si la alegría desborda mi corazón es porque tú eres la causa, y si tu sonríes lo haces por mí, para mí. Tu ternura es mi despertar diario, y con susurros despierto cada día tu corazón para que se ilumine. Tus pensamientos son mis pensamientos, y mis razones son las tuyas. Tus manos buscan las mías y mi mirada busca la tuya. Y al caer el día, tus brazos me buscaran y los míos te acogerán en mi regazo. Si alguien te hace daño, a mi me lo hace, y si alguien me perjudica a ti te perjudica. Y si mueres, tu memoria no se perderá, y si muero mi memoria no se perderá, porque nos recordaremos en la mente y en el tiempo, y al tercer día te resucitare en mi y te reconoceré como única entre las únicas, y tú me sabrás como único entre los únicos, hasta el final.

Un libro, por favor

Dadme un libro por favor. De esos que encierran historias increíbles entre sus páginas, de historias de pasión y de ternura, tragedias y esperan-zas, sabiduría y nobleza. Dad-me un libro de esos que con-tienen los misterios de la existencia, de los que te hacen temblar y también llorar, de esos que cuando pasas sus páginas puedes sentir la fuerza con que fueron escritas sus líneas. Un libro de esos que me acompañe en cada camino de mi vida, de esos que siempre son amigos y que nunca te defraudan. Un libro lleno de aventuras inesperadas. De los que te aman sin condiciones porque te ofrecen toda su esencia sin pedirte nada a cambio, salvo que lo cuides y lo lleves contigo como si fuera el mejor tesoro. Si, dadme un libro de esos que incluso en el final de mis días me regalará un tesoro entre sus páginas y que vale más que mil amigos del mundo. Regálame un libro y posiblemente con ello, pueda ver el fondo de tu ser persona, porque me contará hasta que punto pensaste en mi. Regálame un libro y seré feliz...., y serás mi amigo.

Ángeles

Ángeles, misteriosos pero siempre presentes. Da igual si crees en ellos o no. Ellos si creen en ti. Están ahí. Te acompañan. Secan tus lágrimas haciendo que se conviertan en perlas de cristal. Ellos te acarician con sus alas y te protegen bajo su sombra. A veces, entremezcla-dos entre los humanos, los ángeles tienen aspecto humano, y aunque ellos pierdan la me-moria de que lo son, algo les lleva siempre a actuar como ángeles. Los ángeles son mensajeros, eso significa su nombre, mensajeros de la esperanza, de la oportunidad sincera, mensajeros de que merece la pena mirar aún más allá de lo que simplemente se ve. Ellos son parte del amor que todo lo mueve, y su luz irradia cualquier desesperación humana. Ellos te acompañan en el camino agarrado de tu mano, y en las noches de soledad, en las noches de angustia y desesperación, ellos son los que te acurrucan en su pecho y acarician tus sienes para que duermas tranquilo. Ellos son ángeles y siempre te acompañan. Y aunque tú no los veas, si cierras los ojos...., los puedes sentir.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Por la avenida de mi vida

Por la avenida de mi vida, según se tuerce a la izquierda y la primera calle a la derecha, se entra en la casa de mi recuerdo. Pero si sigues dos calles más abajo, entonces en una moderna casa podrás encontrar el hogar de mi futuro, donde todos son bienvenidos siempre y cuando traigan como único presente, la sinceridad y la honestidad envuelto como regalo de papel dorado.

Déjame mirarte

De tu corazón cuelgan mil flores que embellecen tu alma, despiertas a la vida como por encanto del amor y buscas mi mano para no soltarla nunca. Siempre miramos al horizonte buscando una senda, un camino que recorrer y que nos lleve al paraíso, buscando una mirada perdida en el encuentro, dejando atrás el lastre de la tristeza para convertir cada día en un tiempo para nosotros. Desde tu mirada descubro lo oculto a la vista de la existencia, y me dejo llevar por las suaves caricias que me llevan en volandas entre tus manos. Contrastes en blanco y negro que tu ser llenan de colorido, y voy a tu encuentro para caminar junto a ti, a tu lado. Dé-jame ser quien arrope tus ilusiones y harás poesía de las mías. Déjame mirarte una vez más y encontrar por fin la armonía del ser que tanto anhelo. Déjame quedarme contigo y cobijarme a la sombra de tu amor. Hoy reencuentro lo que creí perdido, hoy sé que puedo ser porque tu estas, como un manantial que siempre brota de la esperanza y de tu amor.

Olas del Cantábrico

Amanece en el Cantábrico, rompiendo olas furiosas de desencanto de muchos años. Ella mira tras la ventisca, buscando un horizonte por encontrar, deseado, añorado. La humedad del viento se le cala hasta los huesos y su mirada brilla a causa de las lágrimas que a duras penas se desprenden. Al borde del dique deseaba dejarse llevar por la tempestad hasta donde la llevara, y no hizo nada por evitar el riesgo del precipicio que amenazante estaba ante ella. Su vida, llena de obligaciones pero vacía de caricias, de abrazos, de compañía humana que la hiciera sentir mujer, le ahogaban el alma suspirando. Ya había perdido la esperanza, y aun habiendo estado en ese momento al límite, se dijo a sí misma, "aguantare hasta mañana". Se volvió, y entre el viento que la llevaba, fue despareciendo poco a poco por las calles húmedas hasta su casa. Al día siguiente, cuando salía camino de su trabajo una mirada se cruzó ante su vista, y sintió en el fondo de su alma un despertar provocado por esa mira-da que la miraba, que la veía, que la descubría, y ya no pudo dejar de pensar en esa mirada cada día. Todos los días la buscaba y ansiaba volver a verla, pero la demora fue haciendo que se entristeciera de nuevo, y cuando ya perdía la esperanza, allí, en una esquina, levemente apoyado en la fachada, estaba él, el dueño de esa mirada. Todo su interior se removió, y sus pasos empezaron a andar despacio hacia él, hasta que estuvo muy cerca. Él la miraba, y ella, entre nerviosas y deseosa, esperaba que le dijera algo que la hiciera dar el último paso. No hizo falta. Él la volvió a mirar y dio el paso por ella. Se acerco a sus labios y se los besó como nunca antes se los habían besado. Se abrazo a él, y cogidas las manos, empezaron a andar sin rumbo, por el paseo, donde las olas rompen en el Cantábrico, y ya no volvieron la vista atrás nunca más.

¿Ves mi amor que te busca?

Caen gotas de lluvia sobre el asfalto, sediento de agua y vida. Acompaña el arco iris con los primeros rayos de sol, tenues y perdidos entre las nubes. Una sensación de añoranza me evoca tu mirada y cobijado detrás de un cristal de una cafetería cualquiera, saboreo una humeante crema de café que pone a tono mis neuronas amorriñadas por la desazón del día lluvioso. Hoy pienso en ti, hoy te quiero a ti, hoy te añoro a ti. ¿Ves mi amor que te busca? Si creo que si lo ves.
Y mientras tanto, gota a gota, cada una de ellas que cae me recuerda a ti

lunes, 25 de noviembre de 2013

Las fantasias de Yupi

Corría por Madrid un rumor de alguien que vivía en los mundos de "Yupi", alguien que imaginaba historias y realidades falsas y las vivía como si fueran reales y claro, la realidad rápidamente la ponía en su sitio. Pero ella insistía y pretendía convencer a todos que ese mundo irreal era el real, que todos estaban ciegos menos ella. Queriendo ser la heroína de la aventura se convirtió en la verdugo de su propia sentencia de desesperación. Decía que era valiente pero jamas lo fue, porque solo a costa de otros era capaz de ser. Tanto confió en sus convicciones falsas que cada vez que creí ganar una batalla, perdía la guerra. Todos estaban equivocados, según ella. Nadie la entendía, según ella. Entre Cibeles y la Plaza Mayor, entre Móstoles, Vallecas, Carabanchel o Leganés, la gran "Yupi" iba saltando despreocupada creyendo en sus mundos irreales, riéndose de todos y ajena a todo porque para ella todos estaban en un error y no entendía como no eran capaces de verlo. ¡Toc, toc!, así sonó en su puerta la llamada de la sorpresa. Al abrir se vio a ella misma pero no se reconoció. Había dejado de ser para perder. Había dejado de sentir para morir de sed. Una sed de lo irreal, una sed de su fantasía que ahora veía esfumarse como bruma final.

Si, se dice por Madrid que aquella que vivió en los mundos de "Yupi" un día despertó y se dio cuenta que todo lo perdió. Ahora si andas por Madrid, de vez en cuando suena una frase que se ha hecho popular y que viene a decir así:

-¿Crees que vives en los mundos de Yupi? Lo que no agarres fuerte y conserves a base de pelear por ello lo perderás. Deja de vivir de fantasías.

Eso se dice en Madrid, aunque poco a poco se extendió por todas partes, por todas las ciudades, por todos los rincones, y ahora el mundo esta lleno de gente que vive en los "mundos de Yupi". Es una pena. Todo mentira.

Dedicado a una gata chulita

sábado, 9 de noviembre de 2013

Una oración

Dios mio. Dios de lo alto y de lo bajo. Tu que me susurras tu presencia al oido, a mi corazón en cada instante. Tu que en las desgracias me gritas ¡aquí estoy!, y en las alegrías me susurras ¡es mi regalo!. Tú que estás ahí, acá y en todas partes, con el bueno y con el malo, en el abrazo de amor, en el beso tierno y en la amargura de la desgracia. Tú, Dios mio, que me has visto sufrir al amar, al trabajar, al tener compasión y misericordia.

Tú, que me conocías por mi nombre ya antes de nacer, que me has pedido paciencia cuando perdí todo. Tú que me pides fe sacrificándolo todo por creer en ti y aun cuando mis ojos no ven hoy lo que es parte de mi. Tú que has visto y ves como el corazón se me consume entre la amargura y el llanto. Tu que ves como las pesadillas de la noche me persiguen y sólo al llegar la luz del día parecen dormir. Tu que estás en el miedo y el hambre, dándome la mano al borde del abismo.

¿Por qué me ocultas entonces continuamente tu rostro aún sabiendo que estas? ¿Por qué no escucho tu voz aunque continuamente me hablas y la busco aún en la brisa suave? ¿Por qué no me consuelas esta lágrima que se derrama de mi alma?

Hoy mi vida anda con el corazón quebrado y la esperanza en penumbras, pero se que tú, aún desde mi rabia y angustia, sé que estas ahí, en mí, en todo, y sales a mi encuentro sin demora. Tú, Dios mio, que me ves como soy y quien soy, no tardes en venir.

Dedicado a todos aquellos que creen y quieren creer que siempre hay esperanza.

Pequeño planeta vuelve a sonreir

Hace tiempo ya que nuestro pequeño planeta dejo de sonreír, manchado de heridas y cubierto de ignominia, testigo de muerte y vida, rezumando lágrimas por aquellos que debían haberlo cuidado y no lo hicieron. La humanidad camina con vértigo, descontrolada y perdida, pensando en como sobrevivir cada día en un lugar imaginado y perdido. Es triste pensar que ahora lloramos por la crisis material y dejamos de ser humanos sin saber que llevamos miles de años en crisis de humanidad. Conquista de territorios, guerras sin sentido por motivos económicos excusadas en presunta protección de los más débiles a los que después se deja a su suerte.

Nadie sabe nada porque todos quieren todo. Hoy nadie te tiende una mano sincera porque suele estar manchada de sangre y traición. Los humanismos ya no existen porque fueron enterrados por los materialismos, y si te atreves a calificarte de humano te encierran por peligro público, por loco humano. Si señores este pequeño planeta nuestro está perdido, lleno de desesperaciones individuales perdidas en una categoría humana que ya no recuerda ni su nombre. Cuando nos acostumbramos a algo que siempre vemos que esta ahí, siempre pensamos que eso nunca desaparecerá, hasta que desaparece y entonces pecamos de incrédulos y nos desesperamos. Alguien dijo que el mayor don del ser humano es su libertad, la capacidad de decidir y que lo hace ser digno. Pero si esa libertad se ejerce mal, esa misma capacidad de decisión, esa libertad, se convierte en la peor arma de destrucción. No existe ya ni un solo rincón de este nuestro pequeño planeta que no haya sido manchado por el odio, el egoísmo o la intransigencia, y por eso para poder resucitar hay que morir antes, y si queremos hacer de este pequeño planeta un mundo vivo primero tienen que resucitar los que tienen la responsabilidad de hacerlo vivir.

Si, pequeño planeta, quizás algún día vuelvas a sonreír, quizás la gente vuelva a cuidar de ti, quizás. Pero mientras esa utopía llega, consuélate pensando que una vez fuiste planeta inmenso y hermoso y en esa esperanza duerme tus amaneceres y atardeceres esperando que el nuevo día vuelva a ser de oro, que aquellos que deben vivir por ti y en ti sepan arropar tu esperanza de ser y existir, y seca tus lágrimas porque quizás, algún día, ese amanecer llegara.

Dedicado a nuestro pequeño mundo.

lunes, 4 de noviembre de 2013

La rosa vacía


Aquella mañana se levantó como muchas otras mañanas, como si las horas de sueño no hubieran hecho su efecto. Como siempre, en sus sueños múltiples imágenes se entremezclaban sin sentido, aunque siempre quedándole la sensación de fondo ante tanto simbolismo onírico, que su deseo de amar y ser amada nunca llamaría a su puerta. Si es verdad que, aunque se había sentido atraída por algún que otro hombre, todo había quedado en agua de borrajas, de varios encuentros con “affaire” que le habían dejado una desasosegada sensación de insatisfacción. A ella siempre la habían visto como una mujer atractiva, con cierta personalidad, bien parecida y nada despreciable para los hombres, aunque ellos la revoloteaban como moscas a su alrededor con la sempiterna intención de una noche y a otra cosa. Ya estaba cansada de tanta vaciedad humana. Rondaba los cuarenta años y ya había asumido ciertas responsabilidades que, aunque nadie la había impuesto, ella asumía y, en el fondo, la compensaba del desasosiego de no haber conocido el amor verdadero. Su vida andaba a caballo entre su trabajo de gestión que le proporcionaba poder relacionarse socialmente, su familia que la compensaba su necesidad de afecto, y las amistades de siempre que al menos llenaban sus ratos de ocio. Estaba convencida que su vida acabaría manteniendo esa dinámica. Que todo estaba meridianamente en su sitio o, al menos, esa situación no le proporcionaba demasiados sobresaltos. Pero cuando ¡ay!, cuando en la noche se iba al encuentro de sus fantasmas nocturnos, donde no podía controlar lo controlable durante el día, entonces era cuando lo pasaba peor.

Aquella noche tuvo un sueño. Un sueño donde ella andaba primero, para correr desesperadamente después, perseguida por una voz. Una voz que la atraía con desesperación pero al mismo tiempo la hacía correr. Pero ella no quería correr. Sólo quería parar y dejar que aquella voz la encontrara, descubrir un rostro y una mirada en su interior, y que su corazón hacía tanto tiempo que buscaba. Sin embargo sus piernas no la dejaban parar, no la obedecían. Se mezclaban en ella tal sensación de angustia entre lo que deseaba con todas sus fuerzas y que le provocaba aquella voz, y lo que sus piernas le forzaban a seguir haciendo, que las lágrimas de rabia y pena le nublaron cualquier posibilidad de ver.

Aquella voz que tanto amaba y que tanto y tan dulcemente había sabido descubrirla, la voz que tan dulcemente pronunciaba su nombre y que hacía que su corazón se desbordara, se iba haciendo cada vez más lejana hasta que, finalmente, dejó de oírse. Fue entonces cuando se hizo un absoluto silencio; sus pasos dejaron de ser y fue entonces cuando un tumulto vertiginoso se inició: trabajo, amigos, familia vociferaban y la reclamaban continuamente exigiéndole cumplir la responsabilidad que ella misma se había impuesto. Ya no pudo más. Des-de el fondo de su alma se dejó oír un grito desesperado:

- ¡Basta ya ¡No puedo dar más de lo que tengo! ¡Quiero amar y ser amada y vosotros no me dejáis! ¡Callaos de una vez para que pueda escuchar esa voz que me ama y a la que quiero amar! El tumulto calló. Pero ahora no se escuchaba la voz que buscaba, sino que ahora era ella la que buscaba con miedo y desesperación aquella voz.

- ¡Voz, déjate oír! ¡Te necesito! ¡Te quiero y siempre te he querido, pero no me dejaban ir a ti! ¿Dónde estás? ¡No me abandones!

Nada se oyó por respuesta. Solo el eco de sus propios gritos. Cayó de bruces clavando sus rodillas en el suelo y cubriendo su rostro con ambas manos que, rápidamente, se humedecieron con sus propias lágrimas. Su corazón había dejado de latir porque había perdido la esperanza. Recordaba y añoraba continuamente aquella voz. Y se dio cuenta que la había llamado continuamente, pero ella no fue lo suficientemente fuerte como para oírla y aunque sabía que la hubiera llenado con su sonido, se lamentó de no haberla escuchado. Oyó, pero no escuchó.


Cuando apartó las manos de su rostro y ante su sorpresa, comprobó que había cambiado: se había convertido en una rosa y estaba inmóvil por haber echado raíces. Sólo podía doblegarse a capricho de la brisa. Cerca de ella pasaban unos y otros y aunque se paraban para contemplarla como rosa, pronto seguían su camino porque comprobaban que no emitía aroma de rosa. Simplemente no olía. Tampoco se acercaban a ella, solo la veían a distancia porque quien intentaba tocarla se dolía de sus espinas. Se conformó entonces con ser una rosa más, sin olor y con muchas espinas, y se sintió vacía, aunque al menos se consolaba pensando que a fin de cuentas era una rosa. El despertador sonó y se despertó sobresaltada, asustada y anonadada por el sueño. Se sentó en la cama unos segundos para levantarse después. Cuando sus ojos contemplaron su imagen en el espejo del cuarto de baño comprobó como en cada pupila de sus ojos, nítidamente, aparecía una rosa que lloraba. Miró el móvil. Ningún mensaje. En el fondo de su corazón sonaba una voz que gritaba. Pero ya no estaba. Y supo que había perdido. Que había perdido la única ocasión verdadera de amar y ser amada.

Desde la rabia y el dolor

Desde la rabia y el dolor de tanto pasado en la vida, cuando la puerta de mi esperanza se cerraba tras de mi resignado, cansado y con lagrimas en los ojos, viendo el sol salir por casualidad y la noche llegar sin saberlo. Cuando el tiempo se paro en la memoria de mis esperanzas y me hablada de que ya no había posibilidad, de que era tarde, de que era mejor cerrar los ojos a la visión del amor, a la ternura de la caricia. Cuando al levantarme por las mañanas nada me provocaba una sonrisa y en mi rostro las marcas del olvido se hacían cada vez más intensas. Cuando andando por la calle miraba una ilusión pasar y otra seguir su camino. Cuando de todo eso ya me convencía, una noche de reyes se abrió una puerta y entraste tu, radiante, bella, señora, hermosa y pasajera de la nave de lo increíble. Cuando del sueño del letargo me había convencido, tú llegaste y pronunciaste mi nombre, llenaste mi cabeza de tu nombre. Cuando de las noches solitarias ya me había hecho amigo, irrumpiste en mis sueños velando mis vigilias, acariciando mis sienes y mi cara, mirándome en tus sueños. Cuando de mi andar por la vida miraba ilusiones, tú te cruzaste deslumbrante ante mi mirada y ya no pude mirar a ninguna otra parte que no fueran tus ojos. Cuando de mis lágrimas había hecho mi consuelo resignado, tú llegaste con el pañuelo de tus besos y enjugaste mi pena. Mis ojos hoy se abren lentamente, despacio, con miedo a que cuando vean tú seas una ilusión. Pero siento tu mano acariciar la mía y entonces me atrevo. Me atrevo a verte, a comprobar que existes y eres real, que tu susurro consuela mis oídos, que tu mi-rada es mi vida, que la luz de mi alma apagada tú has encendido, que mi corazón vuelve a latir por mi y por ti, por nosotros y por el mañana juntos. Hoy un paisaje de verde esperanza se presenta ante mí y paseo entre las flores de nuestro amor cogido de tu mano y sintiendo la brisa de la poesía recitar mil poemas con tu nombre, y el horizonte queda lejano pero sin prisa por llegar, saboreando cada paso por el prado, con el susurro de la hierba rozando tus pies, con mil reflejos de amor en nuestros ojos, llenando-nos de sed de amar. Desde la rabia y el dolor que me hacia morir, hoy el milagro del amor ha llegado a mi vida, desde tu amor por mi y de mi amor por ti.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Ha llegado la hora de ser persona

Llegados  a cierto momento de la vida uno empieza a pensar en ella desde su llegada al mundo, recapacita y hace balance sobre toda su trayectoria,sobre todo lo que ha dejado en el camino y sobre la intensidad con que ha influido en las personas que han aparecido en su camino y cómo han influido ellas en ti. Te vienen a la mente un cúmulo de recuerdos, imágenes, momentos, sensaciones, fracaso y éxitos, pequeños momentos de gloria y algunos mas de decepción. Piensas en las ironías, en como ineptos ocupan cargos de responsabilidad y los sabios tienen que luchar diariamente aun para comer. Recuerdas tu infancia llena de despreocupaciones, tu adolescencia llena de dilemas y desconciertos, tu despertar al amor y a la vida. Recuerdas tu primer trabajo, el momento en que fuiste objeto de envidias simplemente porque lo hacías bien y cuando recibiste tu primer diploma. Sientes como la sociedad y el mundo han ido cambiando aunque tu sientas que siempre has sido el mismo e inmutable. Recuerdas cuando lloraste porque un amigo o amiga injustamente te traicionó. Se dibuja una sonrisa sobre todo cuando a tu mente viene la imagen de tu hija recién nacida, frágil, indefensa y que nadie te dijo nunca que te perderías toda adolescencia y aun quizás su madurez. Sabes que aun a estas alturas no puedes parar de vivir porque la vida de cada uno tiene su tiempo y hay que agotarlo hasta el último segundo, pero sabes que cada día cuesta más luchar. Entiendes que durante todo este tiempo has aprendido a madurar que no significa más que ser hombre o mujer, para sobrevivir. Quizás cuando llegue el final suceda que tu vida pase ante tus ojos como una película y entonces sabre si he sido merecedor de un Oscar o si bien mi vida ha sido simplemente un vivir diario, un sobrevivir hasta el final del camino, un llegar a la meta aun a pesar de no llegar el primero, pero llegando. Ahora que llego a la mitad del siglo de existencia es tiempo de parar, recapacitar y preguntarse si llegare al final de la segunda mitad o si simplemente sobreviviré parte de esa segunda mitad. Sea como sea, ahora que pienso en mi existencia hasta el momento es el momento de vivir con dignidad, como persona y no dejar nunca mas que nadie ponga en duda mi integridad y mi humanidad. Ha llegado la hora de ser persona

Dos amores. El y el

Dos amores. Uno sobre ruedas, que desearía llegar donde nadie llegó, y aunque llega, sólo su mente y su corazón acaricia la mirada de su amado. Dos amores incomprendidos por todos, aunque ellos ignorantes voluntarios de todo. Cuando uno de ellos empuja esa silla que aún más los une, inválido pero pleno de amor, deja de ser inútil para convertirse en amor único, irrepetible, amor sin más. Cuando uno empuja el otro, objeto de su amor, imagina que sus piernas avanzan en busca de el.

El y el, dos amores: uno inválido y el otro no, pero amor sublime que ni invalidez, ni traba, consigue acabar con el. El y el, amores incomprendidos, pero amores sin fin. El y El, ¡¡dejadlos ser!!

Una barra de bar para ver la vida pasar

Una barra de bar, horas de humo y alcohol, una frontera entre el trabajo y la esperanza del amor, un tiempo para encontrar un lugar para la tranquilidad, reflejos de luz filtrados por la ventana. Alguien los enseñó desde pequeños los secretos de la supervivencia, pero nadie nos enseñó los secretos de la existencia, de la felicidad. Una barra de un bar, un asiento para contemplar el mundo pasar, una frontera entre la existencia y la felicidad. Una oportunidad para amar

No te escondas, amistad

No te escondas amistad, déjame verte en todas las miradas y en todos los gestos. Déjame escucharte amistad, en todas las conversaciones y en los susurros al aire o el grito lanzado al aire cogidos de la mano. Mírame amistad y no dejes que ningún prejuicio, educación o cultura te agarre y te haga exclusiva, sino se de todos y para todos. Déjate ver por todas partes para que todos puedan acompañarte un trecho y le puedas contar historias de sinceridad, de ternura y complicidad, historias de esas que te hacen ser mejor.

 Se un maestro para quien no sabe, y un consuelo para quien no tiene, un guía para quien no encuentra su camino

El caos de la existencia

Un torbellino de mil sensaciones, desconciertos cotidianos, miradas y recuerdos entremezclados, abarrotados en la mente, esforzándote por ordenar, por colocar en su sitio. Quitas uno, pones otro, este aquí, este allá, como si la composición de un cuadro con sus muchos elementos se tratara y que dan como resultado un bello o siniestro paisaje. Todo depende de como decidas, todo depende de como des los pasos y donde pises. Sin orden pero con armonía. Preguntas continuas sin respuestas muchas. Y entonces paras, te sientas, meditas sobre la composición del caos de la existencia e intentas buscar el sentido en torno al cual gira tu vida. Te serenas, respiras con un suspiro y, finalmente, te dices a ti mismo: "Sigue, porque sólo al final sabrás las respuestas". Y entonces me levanto y retomo mi camino....sin más.

Mujer

Asomarse de reojo al abismo estético de la mujer es arriesgarse a vivir la mejor historia, que te envuelve de serenidad y de inquietud a la vez, en el vértigo de las sensaciones y las estética de su suave susurrar al oído de tu alma. Su mirada es capaz de amansar el corazón más inquieto y al mismo tiempo llevarlo a los límites del amor. Amar a una mujer es llegar a conseguir que la parte de ti dormida despierte a la vida. Vives porque existes, pero existes porque eres capaz de amar y llenar todos los vacíos.  

De la noche de los tiempos surgió la belleza de la mujer, de estéticas líneas y curvas sinuosas, que atraen miradas y suscitan. Esa mujer que puede ser pura intuición pero al mismo tiempo capaz de provocar mil sensaciones. La mujer humana, noble, madre y amiga. Sus movimientos se cuelan en el alma del hombre y lo elevan a las nubes, haciéndolo más humano, más noble, más persona. De la noche de los tiempos surgió la mujer y al final de los tiempos ella es la que abrirá las puertas del paraíso.Esa eres tu, mujer

Siempre me lleva a ti

Ahora que se que la vida es una caja de sorpresas, no dejo de sorprenderme sin embargo, cada vez que algo nuevo surge en mi vida. Muchas veces piensas que llegados a cierta edad nada nuevo te sorprenderá, que todo es lo mismo, solo que repetido en distintas circunstancias y con distintos protagonistas. Sin embargo siempre se asoma la esperanza tras una cortina, detrás de un árbol, como queriendo jugar al escondite contigo, y que cuando descubres lo que se escondías saltas de alegría porque has ganado el juego de la esperanza. En verdad solo es necesario saber ver, y a poco que mires, se pueden descubrir siempre nuevos matices, nuevas sensaciones, nuevos amores a la vida, al mundo, a la existencia. Vivir no es más que ser capaz de ser feliz, tanto en lo simple como en lo complejo. Vivir cada instante como si fuera el último, es sacar la esencia de todo lo que existe a tu alrededor. Vivir es ser capaz de sorprenderte, de replantearte continuamente las cosas, quien eres y a donde quieres llegar. Un camino se nos abre a todos al nacer, un camino tenemos que recorrer y que nadie puede andar por nosotros, pero siempre será mejor recorrer ese camino en cada trecho, acompañado de otros caminos de otras personas. El horizonte siempre esta lejano hasta que un día te das cuenta que el horizonte ya no existe, simplemente porque has llegado a el, y aquello que siempre veías lejano, ahora esta presente, cercano. Ya no esta lejos, está aquí, conmigo, de la mano. Y solo tuve que pronunciar su nombre para saberlo, porque al pronunciar su nombre, vino a la existencia de mi vida. Vivimos porque tenemos que vivir, existimos porque el universo es generoso con la existencia, y en ese don que se nos otorga, solo se hará presente la felicidad, si somos capaces de amar, de sentir, de comprender...de vivir cada instante con toda su intensidad. Ahora sigo andando mi camino y siempre me lleva a ti, estés donde estes, hagas lo que hagas...., siempre me lleva ti porque tu eres mi horizonte.

Miseria humana de mantillas cubiertas

Un pueblo con categoría de ciudad, con pintoresca naturaleza humana, variopinta gama de matices y comportamientos, en una vertiginosa maratón por ser el mejor, la más guapa y atractiva, llamando la atención con cualquier gesto aún sin querer, todo por miedo a la soledad, deseando ser reconocido.

Miseria humana de mantillas cubiertas que mil caminos encuentras en tu devenir. Sombrero de ala ancha que ocultas la mirada curiosa y ves de reojo el vértigo pasar.

Castañuelas que resuenan acompasadas haciendo sonar los latidos urbanos, con olores de azucenas y jazmín. Pensamientos alocados sin sentido reflejados entre árboles del paseo sin fin.

¿A donde fuiste mi fe?

¿A donde fuiste mi fe, mi esperanza, mi todo?¿Dónde para tu mano que siempre me acompañó desde mi infancia? Ahora estas lejos y aunque te busque entre formas humanas, tu no estas más que donde quieres, donde tu brisa se mueve caprichosamente. Cuantas veces iba a tu encuentro por el camino equivocado, guiado de quien no tenia que guiarme. Aquellos que tenían la obligación de iluminar el camino, escondían la luz para que sólo ellos la vieran. Decían: ¡Venid por aquí, esta es la dirección! Y confiado andábamos, pero aunque con persistencia, jamás se veía la luz. Hasta que descubrí que esa luz era artificial, modulada por el antojo de su portador. ¡He visto tantos caer, tantos perderse! Y yo he tenido suerte, porque al fin descubrí que quien portaba la luz no era más que puro engaño, y fue sólo cuando entonces empece a sentir una claridad que me hacía ver. La luz falsa me cegaba, esta claridad sincera, me dejaba ver. Y recordé mi infancia, la búsqueda incesante entre rincones y grandes edificios, entre el rito y el sacrificio. Y recordé también mi juventud y la búsqueda en cada tropiezo. También mi madurez me hizo mirar con ojos llenos de lágrimas, y pensaba que ¿para qué andar?¿Para qué buscar respuestas a preguntas nunca hechas? Y fue entonces cuando aprendí a vivir sacudiéndome el polvo de un largo camino recorrido. Fue entonces cuando descubrí donde encontrar mi fe, mi esperanza, mi todo, y que la verdad que habita en cada ser humano sólo se puede encontrar en el interior, donde en el silencio y la intimidad de la belleza de ser humano, encuentra el diálogo consigo mismo, y que cada ser humano es maravilloso pero también miserable cuando pretende ser más que otro ser humano. Descubrí que vivir es existir, y existir para el amor, para la dignidad. Y finalmente descubrí que no quiero saber el final de mi camino, sólo andarlo, y que cada día es un paso más hacia el todo, y que cada día puedes caer a la fosa o elevarte hasta el cielo. Descubrí, al fin, que vivir es existir sin más, ahora, cada día y también después

Tu y yo

Se me escapa saber los motivos de por qué nuestras vidas se han cruzado, pero tampoco me importa saberlos. Me resulta difícil comprender el por qué la vida es una pura causalidad, que todo tiene un sentido y que cada acontecer que nos sucede tiene una explicación que, aunque no comprendamos, sin embargo aun sin saber los motivos, te hace vivir. Nuestras vidas antes de encontrarnos eran caminos privados, llenos de luces y sombras, inconscientes de que existíamos para el otro, pero que sorprendentemente nos llevaba, aún sin saberlo, uno al encuentro del otro. Al principio fue difícil, pero aquellos diamantes por pulir, cada día se hacen mas bellos, cada día adquieren mas valor en nuestro diario caminar juntos. Cuando susurramos nos hablamos al corazón, cuando nos miramos, nos encontramos y encontramos la tranquilidad de quien sabe que la senda está por andar pero que el final de esa senda es nuestro. Cuando me miras me encuentras con mirada de ternura, cuando te miro, te encuentro con ilusión. Aún nos queda mucho por hacer, pero será un buen hacer juntos. Ahora todo está en su sitio, ahora estamos juntos y seguimos juntos. Ahora seguimos siendo dos, pero uno, mirando en la misma dirección, en un camino donde florecen la esperanza y la ilusión, la felicidad y el amor. Tu y yo, solos tu y yo.

Mirando a través de una rendija

Mirando a través de una rendija, de soslayo, como quien no tenía intención de mirar, como quien no pretendía dirigir su mirada hacia ninguna intención, descubres todo lo que pasa desapercibido, aquello que se susurra a través de la brisa y que te despierta con sensación de una llamada a lo lejos.

Abres una puerta, abres otra puerta, pero por más que intentas localizar una indicación que te lleve hacia lo que realmente quieres descubrir, a poco que casi crees rozar con los dedos, la sensación se esfuma por que lo que tocabas no era real. La mirada sigue buscando inquieta, en cada instante, un sentido, algo que merezca la pena contemplar en toda su realidad, pero no encuentras nada, porque las imágenes pasan por delante de ti en desbandada, continuamente, y para cuando entre la ingente cantidad de cosas se confunde una esencia original, entonces por un instante tus ojos brillan, delatando que aquello que ves parece merecer la pena.

Con el transcurso de los años, lo que veías que te asombraba, ahora lo miras sin más, sin que te arranque ninguna sensación. Y poco a poco, progresivamente, dejas de mirar lo que se te presenta delante de ti, para empezar a mirar hacia ti, a tu corazón, dejando que tu alma te susurre con imágenes de ti que son tu mismo. Dejas de mirar hacia fuera para descubrir que lo que realmente merecía la pena ver, estaba dentro de ti, en ti.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Ser bohemio

Ser bohemio es ser uno mismo a pesar de los continuos avatares que te rodean, original sin ser prepotente, creer en las musas de la inspiracion y saber imaginar todo lo imaginable. Es saber estsr en las nubes de la creatividad sin perder la referencia del suelo de lo terrenal, vivir intensamente cada momento en su esplendor y en su tragedia.
Ser bohemio es saber levantarse a pesar de las continuas caidas, ser capaz de sorprenderse aun por una puesta de sol, por un amanecer o por la sonrisa sincera de un niño.
Ser bohemio es ser humano, mirar con transparencia todas las cosas y ser capaz de ver lo que no se ve.
Ser bohemio es ser un genio sin querer serlo, agarrar la poesia, el arte y la cultura con todos sus matices. Creer en duendes y en mitos, musas y geniecillos.
Ser bohemio es ser capaz de decir sin decir todo lo que se puede decir y lo wue no se debe decir.
Ser bohemio es ser capaz de encontrar la belleza de la soledad y hacerla compañera de camino.
Ser bohemio es ser bohemio, sin preocuparte si los demas entienden que es ser bohemio.

Anoche tu mirada

Anoche tu mirada se colo como una ladrona por entre los rincones de mi pensamiento y mis fantasias, y recorrio todo mi ser mirándome curiosa por todas partes.
Anoche tu mirada se instalo en mi alma y ya no puedo arrancarla de alli, y cuanto más cerraba los ojos para no verte más te veia.
Anoche tu mirada miraba por mis ojos y ya no pude ver más que a traves de los tuyos. Anoche tu mirada al fin me encontro.