Dos amores. Uno sobre ruedas, que desearía llegar donde nadie llegó, y aunque
llega, sólo su mente y su corazón acaricia la mirada de su amado. Dos amores
incomprendidos por todos, aunque ellos ignorantes voluntarios de todo. Cuando
uno de ellos empuja esa silla que aún más los une, inválido pero pleno de amor,
deja de ser inútil para convertirse en amor único, irrepetible, amor sin más.
Cuando uno empuja el otro, objeto de su amor, imagina que sus piernas avanzan en
busca de el.
El y el, dos amores: uno
inválido y el otro no, pero amor sublime que ni invalidez, ni traba, consigue
acabar con el. El y el, amores incomprendidos, pero amores sin fin. El y El,
¡¡dejadlos ser!!
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