viernes, 8 de febrero de 2013

Recuerdos y retazos

La vida no es más que un cúmulo de instantes vividos con más o menos intensidad y donde se crean parcelas de miedo o felicidad. Son retazos de momentos existenciales que, conforme son, dejan de serlo al momento siguiente, se pierden en el pasado. Sólo en la memoria se hacen presentes al evocarlos, aunque casi siempre desvirtuados.
Por eso no importa. Al menos un segundo de la existencia vivida queda reflejada en un papel, una impronta existencial, y se guarda como un tesoro, aferrándose a vivir ese momento continuamente al mirarlo de frente.
Así quedan esos retazos de la existencia en imágenes congeladas y que al mirarlos adquieren otra vez movimiento y vida nuevamente, en la mente y en el corazón, y a veces, aún en el dolor.

Paisajes del final

Una desazón del alma, fracaso anunciado por incompetencia humana. Una tristeza que recorre el alma como caudal de un río helado. Apenas los rayos del sol te regalan un poco de calor, una melodía que te evoca momentos vividos, ahora perdidos. Alma de poeta, corazón herido y destino bohemio incierto. Ya llegamos al prado donde la visión se hace turbia, donde las imágenes se diluyen en el recuerdo. Adiós tristeza, sigue tu camino, porque allá a lo lejos la esperanza de alguna nueva historia quizás salude. Quiero ir, y sin remisión mis pasos me llevan a andar. Tengo miedo aunque siento alas de ojos de mar que me calman. Hoy es otro día, otro día del final, otro día del principio de lo que vendrá.

Horizonte en la distancia

Te alejas tanto que cuando te das cuenta has creado un abismo, y al borde del principio de la lejanía sólo sientes vértigo. Llamas mi atención pero estás demasiado lejos. Miras desde el horizonte de tu lejanía pero ya no ves desde tan lejos, y la distancia es insalvable. Ahora estoy aquí, sentado, mirando al horizonte de la distancia que has creado. Cuanto más te tendí una mano más la ignoraste. Ahora vives en mi distancia y ahora has decidido vivir tu lejanía en mi recuerdo. Ya no estoy porque me pusiste tan lejos, que pudo más tu miedo que tu amor.