Hoy amanecí y allí estabas, mirándome, viendo lo que ninguna otra supo ni quiso ver, y con tu mirada todo me lo decías, y vi el amanecer en tus ojos y dejé que tus manos como una brisa dibujaran mi rostro con tus dedos. Y te paraste en mis párpados y los besaste. El tiempo se paró y reclinaste tu cabeza en mi pecho y escuchaste mis latidos, y tus cabellos se enredaban entre mis manos mientras los acariciaba. No hicieron falta palabras porque el silencio de nuestro amor no cesaba de hablarnos. Tu aliento cálido me hacía vivir y los labios buscaban pasión. La habitación se iluminaba de los primeros rayos de sol del amanecer y en tu cuerpo dejaban el brillo de la vida que ahora vivíamos, creando un mundo en el que nadie podrá molestarnos. Nos quedamos abrazados esperando nada, teniéndolo todo. Me basta con saber que estas, me basta saber que muchos amaneceres más vendrán, y que tus cabellos juguetones me despertarán una vez más, sonriéndome complacida, y entre mis brazos volver a soñar. Hoy amanecí contigo, y no era un sueño, estabas entre mis brazos de verdad.
Ahora que ya he andado la mitad de mi vida quiero sentarme aquí, a la sombra de un árbol y al borde de ese camino, y reflexionar, y contaros lo visto y conocido desde mi visión de las cosas. Te diré lo que yo vi y viví. Estarás de acuerdo conmigo o no. Lo criticarás o simplemente te dará igual. Pero en cualquier caso aquí están estas sensaciones y retazos de mi camino, vivido y por vivir. Sólo cuento lo que aprendí al vivir, y aunque mi vida no es la tuya, todos aprendemos de todos.
Miguel.... Romántico regalo de la vida !!
ResponderEliminaramanecer junto a ella, el ser al que tanto amas.
Desde Argentiina un beso.