Amor, andamos en la misma dirección cogidos de la mano pensando una esperanza y viviendo la ilusión de vivir, por eso te amo cuando tú me amas, me amas cuando sientes mi amor. Tu mirada es la mía y la mía la tuya. Si caes enferma yo te cuidare y si yo caigo enfermo, tú me sanaras. Tus amigos serán mis amigos, y los míos los tuyos. Si sufres, yo sufro, y si estoy triste tú me consolaras con tu cariño. Si la alegría desborda mi corazón es porque tú eres la causa, y si tu sonríes lo haces por mí, para mí. Tu ternura es mi despertar diario, y con susurros despierto cada día tu corazón para que se ilumine. Tus pensamientos son mis pensamientos, y mis razones son las tuyas. Tus manos buscan las mías y mi mirada busca la tuya. Y al caer el día, tus brazos me buscaran y los míos te acogerán en mi regazo. Si alguien te hace daño, a mi me lo hace, y si alguien me perjudica a ti te perjudica. Y si mueres, tu memoria no se perderá, y si muero mi memoria no se perderá, porque nos recordaremos en la mente y en el tiempo, y al tercer día te resucitare en mi y te reconoceré como única entre las únicas, y tú me sabrás como único entre los únicos, hasta el final.
Ahora que ya he andado la mitad de mi vida quiero sentarme aquí, a la sombra de un árbol y al borde de ese camino, y reflexionar, y contaros lo visto y conocido desde mi visión de las cosas. Te diré lo que yo vi y viví. Estarás de acuerdo conmigo o no. Lo criticarás o simplemente te dará igual. Pero en cualquier caso aquí están estas sensaciones y retazos de mi camino, vivido y por vivir. Sólo cuento lo que aprendí al vivir, y aunque mi vida no es la tuya, todos aprendemos de todos.
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