De tu corazón cuelgan mil flores que embellecen tu alma, despiertas a la
vida como por encanto del amor y buscas mi mano para no soltarla nunca. Siempre
miramos al horizonte buscando una senda, un camino que recorrer y que nos lleve
al paraíso, buscando una mirada perdida en el encuentro, dejando atrás el
lastre de la tristeza para convertir cada día en un tiempo para nosotros.
Desde tu mirada descubro lo oculto a la vista de la existencia, y me dejo
llevar por las suaves caricias que me llevan en volandas entre tus manos.
Contrastes en blanco y negro que tu ser llenan de colorido, y voy a tu
encuentro para caminar junto a ti, a tu lado. Dé-jame ser quien arrope tus ilusiones
y harás poesía de las mías. Déjame mirarte una vez más y encontrar por fin la armonía
del ser que tanto anhelo. Déjame quedarme contigo y cobijarme a la sombra de tu
amor. Hoy reencuentro lo que creí perdido, hoy sé que puedo ser porque tu
estas, como un manantial que siempre brota de la esperanza y de tu amor.
Ahora que ya he andado la mitad de mi vida quiero sentarme aquí, a la sombra de un árbol y al borde de ese camino, y reflexionar, y contaros lo visto y conocido desde mi visión de las cosas. Te diré lo que yo vi y viví. Estarás de acuerdo conmigo o no. Lo criticarás o simplemente te dará igual. Pero en cualquier caso aquí están estas sensaciones y retazos de mi camino, vivido y por vivir. Sólo cuento lo que aprendí al vivir, y aunque mi vida no es la tuya, todos aprendemos de todos.
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