sábado, 9 de noviembre de 2013

Pequeño planeta vuelve a sonreir

Hace tiempo ya que nuestro pequeño planeta dejo de sonreír, manchado de heridas y cubierto de ignominia, testigo de muerte y vida, rezumando lágrimas por aquellos que debían haberlo cuidado y no lo hicieron. La humanidad camina con vértigo, descontrolada y perdida, pensando en como sobrevivir cada día en un lugar imaginado y perdido. Es triste pensar que ahora lloramos por la crisis material y dejamos de ser humanos sin saber que llevamos miles de años en crisis de humanidad. Conquista de territorios, guerras sin sentido por motivos económicos excusadas en presunta protección de los más débiles a los que después se deja a su suerte.

Nadie sabe nada porque todos quieren todo. Hoy nadie te tiende una mano sincera porque suele estar manchada de sangre y traición. Los humanismos ya no existen porque fueron enterrados por los materialismos, y si te atreves a calificarte de humano te encierran por peligro público, por loco humano. Si señores este pequeño planeta nuestro está perdido, lleno de desesperaciones individuales perdidas en una categoría humana que ya no recuerda ni su nombre. Cuando nos acostumbramos a algo que siempre vemos que esta ahí, siempre pensamos que eso nunca desaparecerá, hasta que desaparece y entonces pecamos de incrédulos y nos desesperamos. Alguien dijo que el mayor don del ser humano es su libertad, la capacidad de decidir y que lo hace ser digno. Pero si esa libertad se ejerce mal, esa misma capacidad de decisión, esa libertad, se convierte en la peor arma de destrucción. No existe ya ni un solo rincón de este nuestro pequeño planeta que no haya sido manchado por el odio, el egoísmo o la intransigencia, y por eso para poder resucitar hay que morir antes, y si queremos hacer de este pequeño planeta un mundo vivo primero tienen que resucitar los que tienen la responsabilidad de hacerlo vivir.

Si, pequeño planeta, quizás algún día vuelvas a sonreír, quizás la gente vuelva a cuidar de ti, quizás. Pero mientras esa utopía llega, consuélate pensando que una vez fuiste planeta inmenso y hermoso y en esa esperanza duerme tus amaneceres y atardeceres esperando que el nuevo día vuelva a ser de oro, que aquellos que deben vivir por ti y en ti sepan arropar tu esperanza de ser y existir, y seca tus lágrimas porque quizás, algún día, ese amanecer llegara.

Dedicado a nuestro pequeño mundo.

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