Es curioso como en la relación de los ciudadanos con las distintas administraciones viene sucediendo una constante que ya se ha convertido en tópico, cual es que cuando ante la solicitud de hablar con algún responsable de determinado departamento, del antiguo
"venga usted mañana" se ha pasado al
"está reunido en estos momentos", excusa (cierta o no) que permite justificar el no acceso a dicha persona responsable directamente en tanto en cuanto el funcionario que te ha atendido no consulte con dicho responsable si este desea hablar con el interesado o no. A mi me ha pasado muchas veces llamar por teléfono, que te atienda un funcionario y ante mi solicitud de hablar con algún responsable es sistemática la respuesta:
"en estos momentos está reunido, pero si me deja usted su nombre y teléfono, le pasaré nota y se pondrá en contacto con usted a la mayor brevedad". Evidentemente ya puedes quedarte esperando porque salvo muy raras ocasiones, nadie responsable ni te llamará ni hace amago por ponerse en contacto contigo, por lo que no te queda más remedio que volver a llamar e insistir, y al final como decimos en mi tierra, te conviertes en un
"pesao" (en no pocas ocasiones lo he escuchado de fondo al otro lado del teléfono).
A todo esto se añade que cuando hablas con algún funcionario te pregunta tu nombre y teléfono y ademas que de que asunto se trata, cuando mi interés es comentarlo con la persona responsable y no con el funcionario al teléfono que me atiende que, evidentemente nada podrá decirme al respecto. Y si por un casual le comentas el asunto ya se cierra la jugada completa, porque cuando la persona que te atiende le traslada
"su versión" de lo que ha entendido pretendías, resulta que cualquier parecido con la realidad de lo que tu realmente pretendías comunicar es pura coincidencia. Al final, acabas mareado cual perdiz y desistiendo de cualquier reclamación ante la Administración.
Otro hecho, cuanto menos curioso y significativo, es cuando presentas un escrito ante un organismo determinado de la Administración y no estás conforme con la respuesta, y reclamando a la instancia superior, ésta vuelve a mandar tu escrito al organismo que había contestado antes. Vamos lo que se llama pasarse la patata caliente unos a otros, con la consiguiente perplejidad del ciudadano y la impasibilidad de la Administración. En cualquier caso, mi consejo a los interesados ciudadanos ante la Administración es que, si creen tener razón en lo que alegan o reclaman, no dejen de insistir y argumenten bien sus escritos, para no caer en la burocracia inoperante. La Administración siempre está obligada a resolver, aunque muchas veces no lo hace y obliga al ciudadano a irse a los tribunales, cosa que no hará porque ni dispone de miles de euros para un pleito ni estará cinco años pendientes de resolución por algo que en realidad se podría haber resuelto simplemente siguiendo el procedimiento. Es decir,
"esto es lo que hay y si no esta de acuerdo se va usted a los tribunales." ¿Que fue de ese espíritu de la norma que regula el procedimiento administrativo que pretendía remover los obstáculos y facilitar el ejercicio de los derechos del ciudadano? ¿Quien sabe donde se fue? Porque yo creo que se perdió por el camino, porque la claridad informativa brilla por su ausencia, y el acceso incluso a documentación como interesado es objeto de todos los obstáculos posibles no sea que pilles algo que te demuestre que han metido la patita. Respuesta del funcionario: "no estoy autorizado a dar esa información"...y mucho menos nombres, a pesar de que es un derecho identificar a los funcionarios a cargo de tu procedimiento.
Sin embargo también es de justicia decir cuando pasa lo contrario, es decir, cuando por esos avatares inesperados te encuentras con un funcionario que no es solo todo atención sino que además se desvive profesionalmente por intentar solucionarte el problema o la consulta, entonces te sienta bien hasta cuando te dice que no hay solución y no tienes nada que hacer. Aunque por desgracia son los muy menos, pero créanme, cuando topas con uno o una así, es la gloria, una balsa de aceite, un oasis en el desierto burocrático. Te sientes satisfecho.
En resumen y por apuntillar lo dicho, de todo esto ya hablaba Mariano José de Larra en su artículo
"Vuelva usted mañana" hace 160 años, y quizás debería volver a leerse a la luz del siglo XXI porque ya sea el
"vuelva usted mañana" o
"está reunido en este momento", sigue teniendo la misma y triste vigencia.