Hay un miedo a la pobreza, a la indigencia, a perder las seguridades que laboriosamente nos hemos creado sobre la base de arenas movedizas. Creemos estar seguros en un palacio de papel que a la más mínima brisa se tambalea y cae. Perdemos el horizonte del camino, y la distancia se hace infinita porque la senda se ha borrado. Ese pánico a perder lo que creemos poseer en realidad es una ilusión, porque nada tienes y nada posees. Solo te tienes a ti mismo, y solo tu eres real para ti mismo. Los demás solo ven una ilusión de ti, una imagen que proyectas y que cada ser que pasa por tu vida interpreta según su punto de vista. Se crea una imagen de ti. Y la gente vive creándose imágenes falsas de cara a los demás: prestigio, simpatía, méritos con segundas intenciones. "Tanto tienes, tanto vales." ¿Habrá aforismo más insensato que ese? Yo diría más bien: "Tanto crees en ti mismo, tanto vales para ti mismo". A fin de cuentas cuando crees en ti, estas seguro de ti, y te sientes sólido, y nada de lo que te rodee exterior a ti puede entonces hacer tambalear tu seguridad. Y entonces ya no hay miedo, ya no hay inseguridad. Te basta con ser tu mismo. El borreguismo esta a la orden del día. Tu decides si quieres ser borrego o guía de tu propia existencia.Tu decides ser tu mismo o ser lo que los demás quieren que seas. Tu decides tener alas o dejar que te las rompan y te arrastres.
Ahora que ya he andado la mitad de mi vida quiero sentarme aquí, a la sombra de un árbol y al borde de ese camino, y reflexionar, y contaros lo visto y conocido desde mi visión de las cosas. Te diré lo que yo vi y viví. Estarás de acuerdo conmigo o no. Lo criticarás o simplemente te dará igual. Pero en cualquier caso aquí están estas sensaciones y retazos de mi camino, vivido y por vivir. Sólo cuento lo que aprendí al vivir, y aunque mi vida no es la tuya, todos aprendemos de todos.
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