Ocaso de lo vivido. Amanecer de lo por vivir

En este instante en que escribo nada existe nada mas que las palabras que escribo, porque el pasado y todas las personas que protagonizaron el pasado ya no están ni estarán, y el futuro está por hacer, descubriendo nuevos rostros en nuevos nombres. Hay un jilguero que con su canto al atardecer anuncia el ocaso de lo que hoy he vivido y me propone que mañana, al amanecer, siga viviendo cada instante como único. En el horizonte el sol se oculta a la espera de que llegue su momento, mañana, para regalarme todo su calor y me permita vivir un día mas, un momento más, un instante más. Nada me interesa ya de quien no se quiso interesar. Nada me importa menos que lo que le suceda a quien no supo estar. Solo me importa quien esté hoy, quien le importe hoy y me haga ser mas y mejor persona por estar, por caminar conmigo un trecho en ameno dialogo de existencias. No me importa lo que piense nadie porque mi locura diaria es mi cordura eterna. Las cosas no se pierden, solo se abandonan, pero yo voy recogiendo las semillas de mi esperanza para poderlas plantar en cada paso que doy. Cuando pasas la pagina del libro de tu vida, la siguiente por leer esta llena de mensajes sublimes y de experiencias esenciales, y palabra tras palabra se hace realidad el relato de lo que vives hoy y de lo que reconoces. Es una pintura surrealista pero que adquiere forma cada vez que la miras más y mas y evoca la imagen de quien sabe le importas y que sabes que esta. Sin embargo otras imágenes se diluyen en sus colores y se mezclan en tonos grises y dibujan escenas donde solo ves sufrimiento y decepción, y personas que añoran sin esperanza y matan el tiempo sin mas, y siento pena de ellos y de ellas. Hay un jilguero que con su canto me dice que esas personas nunca volverán a cantar. Yo soy feliz hoy, mañana Dios dirá.