Luego sugirió el Principito:
- Vuelve y observa una vez más el jardín de rosas. Ahora comprenderás que tu rosa es única en el mundo. Cuando vuelvas para decirme adiós, yo te regalaré un secreto.
Se dirigió el Principito nuevamente a las rosas:
- En absoluto os parecéis a mi rosa. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Así era mi zorro antes, semejante a cien mil otros. Al hacerlo mi amigo, ahora es único en el mundo.
Las rosas se mostraron ciertamente molestas.
- Sois bellas, pero aún estáis vacías - agregó -. Todavía nadie puede morir por vosotras. Es probable que una persona común crea que mi rosa se os parece. Ella siendo sólo una, es sin duda más importante que todas vosotras, pues es ella la rosa a quien he regado, a quien he puesto bajo un globo; es la rosa que abrigué con el biombo. Ella es la rosa cuyas orugas maté (excepto unas pocas que se hicieron mariposas). Ella es a quien escuché quejarse, alabarse y aún algunas veces, callarse. Ella es mi rosa..
Regresó hacia donde estaba el zorro:
...Mi secreto es muy simple: no se ve bien sino con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos.
El Principito (Antoine de Saint-Exupery)
Micay .....me encantaría ser como esa rosa, para que el principito me de su cariño,
ResponderEliminarpero no soy de quejarme, ni alabarme, lo que no sé....es callarme.
Recibe mis saludos desde Argentina
un beso