Sentada y ansiosa, desconcertada y con miedo, dudando de todo y esperando nada, agarrada a una rosa que no quiere que se marchite porque sabe que los días pasan y la verdad duele. Encogida como recordando los tiempos nonatos, añorando una tranquilidad que nunca llega, pintando un mosaico de colores grises donde cada pieza es una herida. El alma entumecida y ahogada, con ganas de gritar pero sin que salga ningún grito, con lágrimas derramadas que salpican caprichosas sus rodillas heridas por las caídas. Sin querer mirar al futuro por miedo a arriesgar, buscando una inútil comodidad. Desnuda y desprotegida, débil y aburrida, con pensamientos fatuos y efímeros de ilusiones vanas. Rugidos en el corazón que sangra desconsolado. Añorando besos y caricias, deseando vida y locura pero impotente por su impotencia. Grabando en su memoria recuerdos sin sentido, añorando lo perdido que nunca volverá. Aparentando ser quien no es, llena de hipocresía y voluptuosidad. Consolando sus tiempos con placeres vacíos. Sobreviviendo por no saber vivir, Así camina sin esperanza, quien no sabe ni quiere vivir.
Ahora que ya he andado la mitad de mi vida quiero sentarme aquí, a la sombra de un árbol y al borde de ese camino, y reflexionar, y contaros lo visto y conocido desde mi visión de las cosas. Te diré lo que yo vi y viví. Estarás de acuerdo conmigo o no. Lo criticarás o simplemente te dará igual. Pero en cualquier caso aquí están estas sensaciones y retazos de mi camino, vivido y por vivir. Sólo cuento lo que aprendí al vivir, y aunque mi vida no es la tuya, todos aprendemos de todos.
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Micay ....¡¡ maravillosas letras !!! duelen leerlas.
ResponderEliminarRecibe mis saludos desde Argentina