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Ahora piensas en tus esperanzas e ilusiones, en tu proyecto de vida por alcanzar. Miras de reojo por si acaso la fortuna pasa para que no se escape, y si aparece agarrarla por la vida. Ahora piensas en que tu jornada acabe para subirte al tren de la rutina, a la espera. Tus ojos se sienten pesados, anhelando que mañana sea mejor.
Es así este retrato hostelero de jornadas intensas y mínima retribución, a la espera de un día mejor, de un trabajo mejor. Así vive quien anda entre el trabajo y la incertidumbre, a la espera que mañana sea mejor.
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