Resulta desconcertante cuando alguien a quien apreciabas, que consideras especial para ti, te deja perplejo al actuar de forma irracional. Y digo irracional porque no es lógico que esa persona que se considera tu amiga sea capaz de vivir momentos humanos intensos, de compañía, de amistad, de intenso cariño, y sin embargo al mismo tiempo no da la cara por ti, no esta por ti cuando más lo necesitas, y te abandona. Si es triste. Cuando confías en cómo es, lo que es y quien es, defiendes su integridad, su imagen y su dignidad sea donde sea. Uno deja pasar las cosas una y otra vez, esperando un detalle, un motivo, algo que te diga que efectivamente esa persona es realmente lo que parecía demostrarte en estos años con su amistad, que sigue siendo especial, que yo no pueda abrir la puerta a la decepción.
Pero sin embargo esa esperanza se va difuminando, como en el dibujo, y la imagen de esa persona, el pedestal donde la tenías puesta porque considerabas que su amistad era lo mejor del mundo, te deja una sensación agridulce, de tristeza, de una abandonada decepción marcada por evidentes mentiras encubiertas desveladas. Ahora solo me queda recordar los buenos momentos y pensar que fue un tiempo en mi vida, pero que otro nuevo llega donde ella ya no está, sólo su recuerdo.
Pero sin embargo esa esperanza se va difuminando, como en el dibujo, y la imagen de esa persona, el pedestal donde la tenías puesta porque considerabas que su amistad era lo mejor del mundo, te deja una sensación agridulce, de tristeza, de una abandonada decepción marcada por evidentes mentiras encubiertas desveladas. Ahora solo me queda recordar los buenos momentos y pensar que fue un tiempo en mi vida, pero que otro nuevo llega donde ella ya no está, sólo su recuerdo.
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