Mientras lentamente levanto la mirada, viendo pasar el vértigo diario, tiemblo y me pregunto por un mundo de locura, un sinsentido paranoico, y siento pena y busco una balada de amor y solo la encuentro en ti cuando con la melodía de tu amor me descansas el alma, y tu mirada me trae los acordes de la esperanza. Sólo tu puedes saciar este ansia de andar por caminos perdidos, de subir a la cima de los montes y sentir el vértigo entre susurros y caricias. Me haces respirar para sentir, latir para vivir, y a veces me pregunto si te merezco, si soy merecedor de tu corazón y tu belleza, y no lo se, pero sí se todo lo que podría vivir contigo, todo lo que podría hacer por ti, todo lo que podría llegarte a amar, y si tú decides habitar en mí, yo cuidaré tu estancia en mi alma como si de mi propia vida se tratara. En un mundo de locos un amor vivido sin límites, así, es una apuesta por la vida, un mensaje lanzado al viento que sirva de ejemplo a quien perdió la esperanza para que sepa que es posible, que la existencia no tiene sentido sin amor. No se porque apareciste pero Dios así lo quiso, llevando a cabo el milagro una vez más, y me siento afortunado solo por que existes y sin saberlo has venido hacia mí, y yo te espero, te esperaba y te esperaré, en el momento en que al fin pueda tocarte, sentirte, acariciarte, besarte y tocar tu piel de seda,y será entonces cuando ya todo este dicho, y será entonces cuando solo quede amar y vivir. Aquí estoy amor, esperándote en este mundo de locos para crear nuestro tiempo de cordura en el amor.
Ahora que ya he andado la mitad de mi vida quiero sentarme aquí, a la sombra de un árbol y al borde de ese camino, y reflexionar, y contaros lo visto y conocido desde mi visión de las cosas. Te diré lo que yo vi y viví. Estarás de acuerdo conmigo o no. Lo criticarás o simplemente te dará igual. Pero en cualquier caso aquí están estas sensaciones y retazos de mi camino, vivido y por vivir. Sólo cuento lo que aprendí al vivir, y aunque mi vida no es la tuya, todos aprendemos de todos.
martes, 27 de septiembre de 2016
lunes, 19 de septiembre de 2016
No quiero tener pasión por ti
No quiero tener pasión por ti, sólo quiero tener pasión contigo. Que al amarte seamos uno, y no el uno con el otro. No quiero poseerte porque ya estas en mí y yo en ti, y eso no es poseer sino darse mutuamente más allá de la existencia. No soy dueño de nada de ti, sino que te das a mí y me doy a ti libremente, mirándonos, fortaleciendo ese amor que tanto buscábamos y ahora tenemos, al fin. No amor, no siento pasión por ti, sólo te amo a ti, contigo, para ti.
viernes, 16 de septiembre de 2016
Historia de un dibujo de mi padre
Dibujo realizado por D. Justo Calvo Miralles
cuando el niño tenía 8 años
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Cartel de la Semana Santa de Sevilla de 1962
que sirvió como modelo
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Un niño de 8 años apoyado en el resquicio de la puerta de un salón amplio, mira ensimismado como aquel hombre sentado va esbozando día a día trazos que van haciendo aparecer los perfiles de un Cristo crucificado, emergente de las nubes. Ese niño se sentía muy unido al artista en amor paternal y deseaba en su deseo infantil que aquella imagen surgida del carboncillo inquieto acabara siendo un regalo de aquel padre que admiraba. Los días pasaban y el niño no faltaba a ninguna cita de espectador mientras a cada instante se sentía mas y mas inquieto a la espera de ese día que el deseaba se convirtiera en el momento del regalo.
Enésimo dibujo del niño de 8 años |
Aquel niño de 8 años era yo, y el artista que yo contemplaba cada día en el quicio de la puerta del salón era mi padre, D. Justo Calvo Miralles, y aquella rabia que me hizo hacer aquel dibujo una y otra vez, fue la que me llevó a desarrollar, al igual que el, las habilidades para el dibujo en la pintura. A veces, sin motivo aparente, una razón ilógica te lleva a una consecuencia lógica. Seguramente si yo no hubiera dibujado mil veces aquel dibujo de mi padre, no habría desarrollado mis habilidades para el dibujo. Hoy tengo esas habilidades y no se me da nada mal.
Hace unos años contacte con mi tío, a quien mi padre le hizo aquel dibujo tomando como modelo un cartel de Semana Santa de Sevilla del año 1962 del Cristo de la Hermandad del Calvario. Cuando después de casi 40 años volví a ver aquel dibujo de mi padre, algo en mi se removió por dentro, y no pude evitar que las lágrimas surgieran en desahogo. Lo que había estado pendiente durante 40 años se había resuelto al fin y recuperaba, en parte, aquella ilusión por tener el dibujo del Cristo de mi padre, aunque fuera en copia, pero lo tenia al fin.
Esta es la historia del dibujo de un Cristo y la historia de como un niño, por una rabia infantil, aprendió a dibujar.
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