Hoy amanecí y allí estabas, mirándome, viendo lo que ninguna otra supo ni quiso ver, y con tu mirada todo me lo decías, y vi el amanecer en tus ojos y dejé que tus manos como una brisa dibujaran mi rostro con tus dedos. Y te paraste en mis párpados y los besaste. El tiempo se paró y reclinaste tu cabeza en mi pecho y escuchaste mis latidos, y tus cabellos se enredaban entre mis manos mientras los acariciaba. No hicieron falta palabras porque el silencio de nuestro amor no cesaba de hablarnos. Tu aliento cálido me hacía vivir y los labios buscaban pasión. La habitación se iluminaba de los primeros rayos de sol del amanecer y en tu cuerpo dejaban el brillo de la vida que ahora vivíamos, creando un mundo en el que nadie podrá molestarnos. Nos quedamos abrazados esperando nada, teniéndolo todo. Me basta con saber que estas, me basta saber que muchos amaneceres más vendrán, y que tus cabellos juguetones me despertarán una vez más, sonriéndome complacida, y entre mis brazos volver a soñar. Hoy amanecí contigo, y no era un sueño, estabas entre mis brazos de verdad.
Ahora que ya he andado la mitad de mi vida quiero sentarme aquí, a la sombra de un árbol y al borde de ese camino, y reflexionar, y contaros lo visto y conocido desde mi visión de las cosas. Te diré lo que yo vi y viví. Estarás de acuerdo conmigo o no. Lo criticarás o simplemente te dará igual. Pero en cualquier caso aquí están estas sensaciones y retazos de mi camino, vivido y por vivir. Sólo cuento lo que aprendí al vivir, y aunque mi vida no es la tuya, todos aprendemos de todos.
domingo, 20 de septiembre de 2015
lunes, 14 de septiembre de 2015
Una de serpiente en El Ajo Negro
viernes, 11 de septiembre de 2015
Alguien como tu
Durante tanto tiempo te busque, alguien exactamente igual que tu, que fuera la que siempre soñé y la que tanto busqué en tantos viajes, siempre sabiendo que llegaría y que sería alguien como tu, que valiera la pena haber esperado a alguien como tu, que me hiciera sentir satisfecho y me dijera que mereció la pena esperar. El camino ha sido duro, si, y muchas parecidas a ti pero que no eran alguien como tu, fui abandonando en el duro camino hasta encontrar a alguien como tu, que hiciera que mi pesada carga se iluminara con tu luz para hacer que brillara aún más con alguien como tu. En mis pensamientos siempre te busque y meditaba en mis largos días en tierra extraña sabiendo que llegaría alguien como tu, la que siempre me busco y espero al encuentro de alguien como tu, como yo, y ahora se que lo mejor está por venir porque por fin encontré a alguien como tu, alguien exactamente como tu. He vivido engañado por muchas promesas, ciego por mi debilidad que a veces me derrumbada y no me dejaba ver que tu estabas ahí siempre, que siempre fuiste tu y que ahora se que eres alguien como tu, la que siempre me esperó.Muchas me sedujeron tras miradas bonitas o rostros bellos, tras cuerpo atractivos o envenenadas promesas sin cumplir. Pero ha merecido la pena y a pesar de haber sido duro, ahora estas aquí, alguien como tu, la que siempre espere y ahora se que eres tu, exactamente alguien como tu.
Dedicado a ti con la canción de Shawn Colvin ·Someone like you" (alquien como tu)
jueves, 10 de septiembre de 2015
Jimena
lunes, 7 de septiembre de 2015
¿Qué hiciste con el tiempo que te di?
Cuenta la leyenda que los seres humanos, aún en toda su grandeza, vivían sin vivir porque todo su afán era material y mundano, olvidando que en lo profundo de sí mismos su alma se marchitaba muriendo de inanición. Vivían en la rutina diaria llenando su soledad en pos de lo material, luchando diariamente por la posesión material. Decían amigos cuando en realidad solo eran conocidos movidos la más de las veces por el puro interés.Hablaban de placeres cuando en realidad solo tapaban agujeros de una insoportable soledad, del pánico a sentir las noches solitarias. Y cuanto más tenían más querían y cuanto más querían mas insatisfechos quedaban. Nada saciaba la sed de poseer parra llenar el pozo de la insatisfacción.
Cuenta la leyenda que los seres humanos perdieron la sensación de saborear cada instante en toda su esencia perdiéndose en obligaciones enseñadas o simplemente adquiridas, pensando que la obligación quedaba muy por encima de la sensaciones del alma, que amar ya no era rentable y que la satisfacción de los placeres momentáneos era lo mejor, lo más rápido y lo menos comprometido. Que el alma no existe y menos aún un Dios. Muchos confundían devoción con rito, oración con petición, misterio con ilusión.
Y cuenta la leyenda que cuando los seres humanos llegaron al final de sus días, en su hora y al final de sus caminos, el miedo los inundaba aferrados al egoísmo de lo que creían poseer pero que no podrán llevar. Y al momento del último aliento descubrieron que si tenían alma, y que ese alma reclamaba su sitio y el lugar de donde, por un tiempo, se ausentaron y que ahora vuelven. Y cuando retornaron al lugar de donde partieron se sintieron perplejos porque aquel cuerpo que la albergó nunca la cuidó, nunca descubrió que la belleza del ser humano no dependía de lo que tuviera sino de la capacidad de hacer que su alma irradiara al resto de los seres humanos.
Cuenta la leyenda que aquellas almas retornadas sintieron una voz que les decía que habían vuelto a casa pero ellas se sentían como extrañas, y preguntaron porqué no habían sabido los humanos descubrir sus almas. Y aquella voz les preguntó que no iba a juzgar a los seres humanos aunque no hubieran descubierto su alma, porque ellos mismos habían perdido, y que solo cabía una pregunta que todos deberían hacerse: "¿Qué habéis hecho con el tiempo que os di? ¿Habéis sido capaces de ser felices?" Y todas aquellas almas que se sentían extrañas al retornar a casa, entendieron entonces que los seres humanos no supieron vivir el tiempo que se les había concedido, y esas almas entraron en la casa y ahora si se sintieron en el hogar de donde una vez, por un tiempo, tuvieron que marchar.
Cuenta la leyenda que aunque los seres humanos siguen sin creer en el alma, y en la casa de Dios de donde partieron durante un tiempo para proteger el tiempo concedido a los humanos, desde la inmensidad del cielo sigue escuchándose una voz casi como un susurro que continuamente repite: "no importa que no creáis, porque yo si creo en vosotros aún".
Cuenta la leyenda que los seres humanos perdieron la sensación de saborear cada instante en toda su esencia perdiéndose en obligaciones enseñadas o simplemente adquiridas, pensando que la obligación quedaba muy por encima de la sensaciones del alma, que amar ya no era rentable y que la satisfacción de los placeres momentáneos era lo mejor, lo más rápido y lo menos comprometido. Que el alma no existe y menos aún un Dios. Muchos confundían devoción con rito, oración con petición, misterio con ilusión.
Y cuenta la leyenda que cuando los seres humanos llegaron al final de sus días, en su hora y al final de sus caminos, el miedo los inundaba aferrados al egoísmo de lo que creían poseer pero que no podrán llevar. Y al momento del último aliento descubrieron que si tenían alma, y que ese alma reclamaba su sitio y el lugar de donde, por un tiempo, se ausentaron y que ahora vuelven. Y cuando retornaron al lugar de donde partieron se sintieron perplejos porque aquel cuerpo que la albergó nunca la cuidó, nunca descubrió que la belleza del ser humano no dependía de lo que tuviera sino de la capacidad de hacer que su alma irradiara al resto de los seres humanos.
Cuenta la leyenda que aquellas almas retornadas sintieron una voz que les decía que habían vuelto a casa pero ellas se sentían como extrañas, y preguntaron porqué no habían sabido los humanos descubrir sus almas. Y aquella voz les preguntó que no iba a juzgar a los seres humanos aunque no hubieran descubierto su alma, porque ellos mismos habían perdido, y que solo cabía una pregunta que todos deberían hacerse: "¿Qué habéis hecho con el tiempo que os di? ¿Habéis sido capaces de ser felices?" Y todas aquellas almas que se sentían extrañas al retornar a casa, entendieron entonces que los seres humanos no supieron vivir el tiempo que se les había concedido, y esas almas entraron en la casa y ahora si se sintieron en el hogar de donde una vez, por un tiempo, tuvieron que marchar.
Cuenta la leyenda que aunque los seres humanos siguen sin creer en el alma, y en la casa de Dios de donde partieron durante un tiempo para proteger el tiempo concedido a los humanos, desde la inmensidad del cielo sigue escuchándose una voz casi como un susurro que continuamente repite: "no importa que no creáis, porque yo si creo en vosotros aún".
Adormece en sus tardes
Adormece en sus tardes entre obligaciones y guardias, cumpliendo para ser la mejor pero olvidada de su ilusión. Añora una esperanza escondida siempre tras un adiós, sin arriesgar, sin emoción, amando en sufrimiento sin ninguna razón. Se creía en la razón añorando comprensión. Desea tanto un abrazo, una emoción, que se le esfuma entre las manos el amor. Nadie se acerca buscando su corazón pero todos la desean solo en la atracción. Se pregunta en sus noches si alguna vez conquistarán su corazón, y en secreto y en silencio, aún lo espera entre lágrimas y atardeceres. Amanecen sus días besando una imagen y un recuerdo y en los paseos por los fríos pasillos, su esperanza se la lleva el viento como una hoja a la deriva, sin rumbo y sin sentido, con el pretexto del cariño cercano, consolándose por no saber amar. Y cuando sale y el sol la regala sus caricias, sus lágrimas brillan, sabiendo que hasta que ella no vaya tras el, él nunca llegará a ella. Así camina ella, adormecida entre hojas de papel y dejando pasar las tardes entre obligaciones y un té.
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