Que Dios me libre de la falsa sinceridad, de las palabras dichas aparentando humanidad pero escondidas detrás del puro egoísmo, porque de quien dispara palabras henchidas de falsedad ya me libraré yo. Hay quien te insinúa una cosa y cuando resulta que no respondes a sus intereses, entonces alegan que jamas prometieron nada, que solo fue fantasía. Hay quien fantasea tanto que cuando la realidad se hace patente, huye de sus mismas fantasías que tanto deseaba. Un miedo existencial recorre el corazón de la humanidad ansioso por sobrevivir a toda costa, a pesar de todo y de todos, queriendo que los demás se comprometan pero sin ellos comprometerse. No se, demasiada gente viendo los toros desde la barrera y haciendo suyas después las faenas taurinas de la vida sin merecerlo, y cuando tienen que torear la vida por narices, salen corriendo para no ser empitonados, gritando que no es su toro. Como decía Kalil Jibran, "desde entonces los humanos confunden la fealdad con la belleza, aunque aun hay quien cuando ve a la fealdad sabe que no lleva puestas sus ropas." Esta claro y es necesario ir descubriendo quien realmente lleva puesta sus ropas, si la fealdad o la belleza, y volver la espalda a quien no sabe ver mas que ropas viejas. Aún me sorprende la mirada limpia de un niño y la de un anciano curtido por el tiempo y la vida. Ahí no hay ropajes, todo es sincero, ambos son felices; uno porque aun no conoce y el otro porque ya lo conoce todo. A nosotros, los que andamos en medio de los dos extremos, solo nos queda hacer que las falsas princesas se conviertan de nuevo en ranas y vuelvan a su estanque, y que los falsos príncipes se caigan del caballo y se conviertan en sapos. Nunca es tarde para empezar de nuevo, pero siempre es tarde para quien no quiere empezar de nuevo.
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