La vida es curiosa, porque cuando menos lo esperas aparece quien menos esperas. Hacia ya tiempo que andaba sumergido en el desconcierto de la decepción de historias vividas, de sentir tristeza de egoísmo humano. Gente que se acerca tras una máscara, ofreciéndote promesas que te hacen creer y que sin embargo, al cabo del tiempo, te das cuenta que solo han sido la herramienta de la mentira que, una vez desenmascarada, compruebas que donde diste aprecio recibiste desprecio, que donde acompañaste, abandono interesado recogiste. Te utilizaron para salir de su situación porque eran demasiado cobardes para hacerlo solo, o sacaron de ti todo lo posible hasta vaciarte.
Cuando me debatía entre estas cosas, sin querer apareciste, hace pocos días y conseguiste oírme, y las penas dejaron de ser menos penas, los problemas cotidianos son menos problemas porque me das fuerza. En alguna parte se dice que no eches las perlas a los puercos, no sea que se revuelvan y te devoren. Y es cierto. Cuando das lo mejor de ti al final acabas devorado, absorbido en tu esencia y te deja sin fuerzas. Y aun casi sin poder andas y continúas porque no te queda más remedio, intentando abrir una ventana a la alternativa de la puerta que cerré a la historia de quien no supo apreciar mas que su propio egoísmo. Y abrí la ventana nueva y mire pero sin darme cuenta aún que esa ventana eras tu, que me traes nuevos aires, alivias mis penas y calmas mi decepción.
Si, apareciste hace poco en mi vida, quizás no en el mejor momento pero si en el único que podía ser, porque contigo ando ahora cada día con esperanza, recuperando las fuerzas al pronunciar tu nombre. Hoy estas aquí, cerca de mi, a mi lado y me acompañas hacia la salida del camino que me venia persiguiendo intentando desviarme. Hoy te reconozco como mi norte, quien me orienta hacia un camino nuevo, merecido o no, pero vivido, a partir de ahora, contigo. Hoy me ofreces tu mano y la acepto. Hoy me miras como solo tu sabes y me siento vivir. Gracias por existir.
Cuando me debatía entre estas cosas, sin querer apareciste, hace pocos días y conseguiste oírme, y las penas dejaron de ser menos penas, los problemas cotidianos son menos problemas porque me das fuerza. En alguna parte se dice que no eches las perlas a los puercos, no sea que se revuelvan y te devoren. Y es cierto. Cuando das lo mejor de ti al final acabas devorado, absorbido en tu esencia y te deja sin fuerzas. Y aun casi sin poder andas y continúas porque no te queda más remedio, intentando abrir una ventana a la alternativa de la puerta que cerré a la historia de quien no supo apreciar mas que su propio egoísmo. Y abrí la ventana nueva y mire pero sin darme cuenta aún que esa ventana eras tu, que me traes nuevos aires, alivias mis penas y calmas mi decepción.
Si, apareciste hace poco en mi vida, quizás no en el mejor momento pero si en el único que podía ser, porque contigo ando ahora cada día con esperanza, recuperando las fuerzas al pronunciar tu nombre. Hoy estas aquí, cerca de mi, a mi lado y me acompañas hacia la salida del camino que me venia persiguiendo intentando desviarme. Hoy te reconozco como mi norte, quien me orienta hacia un camino nuevo, merecido o no, pero vivido, a partir de ahora, contigo. Hoy me ofreces tu mano y la acepto. Hoy me miras como solo tu sabes y me siento vivir. Gracias por existir.
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