sábado, 25 de julio de 2015

Amar y ser amado, no hay más

Miedo a decir te quiero, a amar y abrazar la vida en su totalidad es una fatalidad, es un crimen cometido a la vida. ¿Por qué ese miedo a sentir y añorar? Ansías una caricia y una mirada, un "hola, aquí me tienes" y saber que estas, respirar y en cada latido luchar por lo que amas de verdad.

Huir de lo que vives al amar es dejar al corazón sin respirar, es no sentir el calor de su mirar y el vértigo de sus manos al acariciar. Sentir miedo a amar es hacer que todas tus noches lloren entre sábanas buscando lo que has dejado pasar y añores lo que no has querido amar. Miedo a amar es gritar en soledad y amanecer sin un sol que te haga brotar el vértigo de la felicidad, es no volverse loco de amor y mentir al corazón.

Cuando amas amanece, el sol brilla más y ves todo con claridad. Amar es apostar por la realidad, y negarse a amar es perder una y otra vez la misma apuesta, jugando a engañar la verdad. Si amas gritas su nombre y te responderá, pero desde el silencio del miedo ninguna voz has de escuchar. Miedo a amar, miedo a vivir, miedo a avanzar arrastrado por el pasado que no volverá.

Amar y ser amado, no hay más. 

domingo, 19 de julio de 2015

La clave de sol de mi sinfonía

Así me siento, así vivo,  gritando como violín que tañe su melodía de amor y de agonía, de pasión y melodía. Las notas de sus adagios susurran su recuerdo manteniendo una esperanza, a la espera de una palabra de una nota que me permita componer la melodía de mi vida. La clave de sol que marque la pauta de la sinfonía aún por componer. Soy un violín tallado por las manos artesanas de Dios, esperando que tus dedos hagan surgir los sonidos acumulados en mi alma y que sólo tú puedes escuchar, adagio, andante y presto, vertiendo lágrimas de felicidad al hacerme uno entre tus acordes.

Muchas melodías surgieron de mis cuerdas pero ninguna tan bella como la que solo tu sabes tocar si tu lo deseas, porque en realidad nada soy si tu no me conviertes en tu obra de arte, porque en realidad solo cuando tu tañes sus cuerdas arrancas el lado bueno de mi alma y soy mejor, y soy sinfonía aún por componer, a la espera de que tu quieras componerla conmigo.

domingo, 12 de julio de 2015

A la espera de que aparezca ella, esa Eva

En la tarde calurosa, de sonidos salpicada, hay una historia que se repite siempre tras la siesta y el despertar amodorrado. Con la brisa suave del atardecer las golondrinas pintan el recorrido de locos revoloteos. Pasos que conducen a ninguna parte a la espera de que aparezca ella, esa Eva que te sienta, que te añore y se conmueva al pensar en la distancia los motivos de una extraña espera. La misma que reconoce la esencia de lo que es verdaderamente importante vivir, dejando de lado tanto sacrificio inútil que justifica lo injustificable. Se pierde la esperanza de esperarla a ella, a esa Eva enamorada en pos del motivo por el que su corazón late, dejando a un lado la cobardía del miedo sin motivo. Esa Eva que en sus sueños cada noche anhele un amanecer definitivo, que ilumine tantas noches oscuras, tantos momentos perdidos. Esperándola a ella, a esa Eva, recorro mil caminos tras sus huellas, y cansado me siento al borde de la ruta que me lleva a ella, a la espera de que aparezca Eva. Quizás despierte mañana y compruebe que ella, esa Eva, nunca llegará y me daré cuenta quizás, que aún en sueños seguiré esperándola a ella, a esa Eva.